Elegir el camino

Hace tiempo que no escribo, y la verdad lo echaba de menos. En estos días la vida no ha dado un vuelco enorme ni tan siquiera el mundo ha cambiado un ápice. Pero si que han cambiado pequeñas cosas, esas pequeñas cosas que aunque no nos damos cuenta marcan el camino que seguiremos.

Entre esas pequeñas cosas que ha vuelto mi pasión por la lectura, y es que leer un buen libro nunca está demás, si la historia te interesa acabas por engancharte tanto que necesitas saber que pasará en el capitulo siguiente lo antes posible. Otras de las cosas que he rescatado ha sido mi antigua colección de música, esa música que aunque no pongan en las discotecas, dicen algo en sus letras.

Y es que en la vida hay cosas que te marcan. Las personas somos como una esponja y no solo durante la juventud, sino durante toda nuestra vida. Se nos contagian inconscientemente pensamientos, manías y gustos de otras personas. Somos el resultado de nuestro camino, no somos nosotros quienes hacemos el camino, si no nuestro camino quien nos hace a nosotros. Si bien es cierto que elegimos el camino ha seguir, tan cierto es que las vivencias que atravesamos por ese camino dejan marcas en nuestra personalidad.

Debemos elegir el camino a seguir, pero debemos dejar también que ese camino nos moldee. Debemos aprender de cada paso dado y quedarnos con lo mejor de cada viajante que nos crucemos en él. Cada camino que sigamos nos acercará más o menos a lo que deseamos, pero también nos dejará huella en nuestra personalidad.

Es por ello que debemos elegir el camino a seguir, pero una vez estemos realizándolo, debemos dejar que las experiencias que nos da esa senda dejen una marca en nosotros.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

La sonrisa del reflejo.

Nuestra propia zancadilla.